22 septiembre 2010

Los dueños de Marsans compraron Vias Canales y Puertos días antes de pedir su concurso

El informe concursal de la inmobiliaria y constructora Vías, Canales y Puertos, al que ha tenido acceso este diario, relata la forma de proceder del despacho de abogados Aszendia, especializado en la adquisición de compañías en graves problemas y la gestión posterior de su situación concursal, al frente de la empresa. Al igual que en Marsans, el empresario Ángel de Cabo Sanz, vinculado a Aszendia, acordó la adquisición de VCP y pocos días después solicitó su entrada en concurso de acreedores. Este periódico intentó ponerse en contacto con De Cabo, pero no recibió respuesta alguna.

Los administradores concursales explican que Aszendia trató de quedarse con fincas de la concursada como pago por determinados servicios, "en claro perjuicio del resto de acreedores".

Vías, Canales y Puertos, con sede social en Jerez de la Frontera y actividad en Andalucía y Madrid, y una facturación anual aproximada de 50 millones, llevó a cabo "la clásica huida hacia delante" al tratar entre 2007 y 2008 de lograr créditos para superar impagos por un valor superior a los seis millones de otras inmobiliarias (como las concursadas Lábaro y Promodico) con las que mantenía negocio. Aun así, la administración destaca en su informe, presentado el pasado mayo, que no se trata "de una compañía improvisada" sino que era una empresa "profesionalizada a la que se han ido aportando los medios económicos precisos para el correcto desarrollo de su actividad". El 29 de octubre el propietario de VCP, Eduardo Rodríguez Peña, cesa como administrador único y es elegido en su cargo Ángel de Cabo Sanz. El 3 de noviembre, De Cabo Sanz presenta solicitud de concurso de acreedores para VCP.

20 septiembre 2010

Homenaje a J. A. Labordeta

J. A. Labordeta
J. A. Labordeta


Canto a la Libertad

Habrá un día en que todos
Al levantar la vista
Veremos una tierra
Que ponga libertad 

Hermano aquí mi mano
Será tuya mi frente
Y tu gesto de siempre
Caerá sin levantar
Huracanes de miedo
Ante la libertad

Haremos el camino
En un mismo trazado
Uniendo nuestros hombros
Para así levantar
A aquellos que cayeron
Gritando libertad

Sonarán las campanas
Desde los campanarios
Y los campos desiertos
Volverán a granar
Unas espigas altas
Dispuestas para el pan

Para un pan que en los siglos
Nunca fue repartido
Entre todos aquellos
Que hicieron lo posible
Para empujar la historia
Hacia la libertad

También será posible
Que esa hermosa mañana
Ni tú, ni yo, ni el otro
La lleguemos a ver
Pero habrá que empujarla
Para que pueda ser

Que sea como un viento
Que arranque los matojos
Surgiendo la verdad
Y limpie los caminos
De siglos de destrozos
Contra la libertad

09 septiembre 2010

Rudyard Kipling

Rudyard Kipling
Rudyard Kipling
 Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila
cuando todo a tu lado es cabeza perdida;
si en ti mismo tienes una fe que te niegan
y nunca desprecias las dudas que ellos tengan;
si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera;
si, engañado, no engañas;
si no buscas más odio que el odio que te tengan...
Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres;
si al hablar no exageras lo que sabes y quieres;
si sueñas, y los sueños no te hacen su esclavo;
si piensas y rechazas lo que piensas en vano;
si tropiezas con el triunfo, si a la cumbre llega tu derrota
y a estos dos impostores los tratas de igual forma;
si logras que se sepa la verdad que has hablado,
a pesar del sofisma del orbe encanallado;
si vuelves al comienzo del trabajo perdido,
aunque esta obra dure toda tu vida;
si arriesgas al momento y lleno de alegría
tus ganancias de siempre a la suerte de un día,
y pierdes y te lanzas de nuevo a la pelea,
sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era;
si logras que nervios y corazón te asistan,
aun después de su fuga de tu cuerpo en fatiga,
y se agarren contigo cuando no quede nada,
porque tú lo deseas y lo quieres y mandas;
si hablas con el pueblo y guardas tu virtud;
si marchas junto a reyes a tu paso y tu luz;
si nadie que te hiera llega a hacerte una herida;
si todos te reclaman, y ninguno te precisa;
si llenas un minuto envidiable y certero
de sesenta segundos que te lleven al cielo...
toda esta tierra será dominio tuyo
y aún mucho más,
serás hombre, hijo mío.

( 1896 ) Rudyard Kipling