16 diciembre 2016

David vs Goliat: la historia del pequeño pueblo que expulsó a Monsanto

David vs Goliat: la historia del pequeño pueblo que expulsó a Monsanto
Cuando la trasnacional Monsanto se propuso instalar una planta de maíz transgénico en una pequeña localidad argentina, nunca habrá pensado en encontrarse con tanta resistencia y -menos aún- en posibilidad de ser expulsada.

Se trata de Malvinas Argentinas, un poblado de aproximadamente 10.000 habitantes, ubicado a 14 kilómetros de la capital de la ciudad de Córdoba.

Luego de más de 3 años de acampes permanentes frente a la obra de la planta, de manifestaciones, presiones y resistencias, el pasado 3 de agosto la intendenta de Malvinas Argentinas anunció que Monsanto confirmó que desmontaría de planta de acondicionamiento de semillas de maíz para siembra, que comenzó a emplazar en 2012.
Monsanto se fue para nunca más volver a Malvinas Argentinas, y esto, gracias al esfuerzo de los vecinos.

La historia que marcó un precedente

Todo comenzó el 15 de junio de 2012, cuando se anunció oficialmente la construcción de la planta de Monsanto más grande de Latinoamérica, bajo la promesa de cuidar el ambiente, aumentar las fuentes de trabajo y el crecimiento regional.


Monsanto es una gran corporación trasnacional dedicada a la producción de agroquímicos y biotecnología, especializada en ingeniería genética y vinculada a numerosos escándalos y sustancias de usos bélicos.
Ni bien tomaron conocimiento de la inminente llegada de esta empresa al pueblo, los vecinos de Malvinas Argentinas comenzaron a organizarse…
Ni bien tomaron conocimiento de la inminente llegada de esta empresa al pueblo, los vecinos de Malvinas Argentinas comenzaron a organizarse hasta formar la Asamblea de Vecinos Malvinas Lucha por la vida.

Así fue como esta coalición formada por distintos activistas y vecinos que no querían verse obligados a irse de su casa por la contaminación, investigaron sobre el proyecto y el precario estudio de impacto ambiental presentado por la trasnacional y comenzaron a concientizar a la población, mediante entrega de folletos y charlas abiertas.
El 18 de septiembre de 2013, los vecinos organizaron un acampe en el que se hacían turnos para mantener en guardia el predio las 24 horas del día y así detener el paso de los materiales de construcción a la planta. Hubo personas que se instalaron casi definitivamente en el lugar por la causa.

Del mismo modo para ese tiempo –año 2013- organizaron un festival en la entrada del predio de la compañía (30 hectáreas sobre la ruta 88) llamado “Primavera sin Monsanto”, en el que participaron destacados músicos y hubo discursos de concientización sobre los efectos inmediatos y residuales de la instalación de la planta.

Desde su conformación y activismo, la Asamblea ha contado con el apoyo de influyentes personalidades como el premio Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel o la periodista francesa Marie-Monique Robin, de artistas como Gustavo Cordera, Ricardo Mollo, Elena Roger, de las bandas Calle 13, Las Pelotas, Café Tacuba y de las organizaciones cívicas internacionales Avaaz y Greenpeace.

Asimismo las universidades de Córdoba, la Católica y la de Río Cuarto se pronunciaron, rechazando la instalación de la planta.

Por supuesto que en todo este tiempo sucedieron muchos acontecimientos y algunos de lamentar, como represiones que sufrieron los asambleístas en el acampe, con amenazas y golpes para que abandonaran el lugar.

No obstante ello, continuaron firmes y -en enero de 2014- consiguieron el aval legal para que se detenga la construcción de la planta, lo que constituye el primer revés social y público de Monsanto en Argentina.

El fallo –proveniente de la Sala II de la Cámara del Trabajo- declaró la inconstitucionalidad de los permisos emitidos por la Municipalidad y la provincia.
Luego, en febrero de ese mismo año, la Secretaría de Ambiente provincial rechazó el estudio de impacto ambiental de Monsanto por contar con graves carencias técnicas.
Sin embargo, Monsanto permanecía allí en el predio y, a pesar de que la obra estaba detenida, la amenaza continuaba. Por lo tanto los asambleístas persistieron y el bloqueo se mantuvo durante tres años.

Este año, cuando Monsanto se fusionó con la empresa alemana Bayer, comenzaron a circular versiones sobre la venta del predio. Sin embargo, no había ninguna confirmación oficial.

Hasta que ese día de agosto la intendenta de Malvinas Argentinas habló con el programa Bajo el Mismo Sol (Radio Nacional Córdoba) y confirmó que otra empresa  había adquirido el predio de 30 hectáreas. Esa fue la confirmación oficial que faltaba.
Así, Monsanto desmanteló las pocas estructuras que aun seguían en pie y se fue para nunca más volver.
Desde la compañía, alegaron en una nota oficial que decidieron terminar con la obra por un cambio de modelo agropecuario en la Argentina…
Desde la compañía, alegaron en una nota oficial que decidieron terminar con la obra por un cambio de modelo agropecuario en la Argentina que ya dejó de ser rentable para ellos, por lo que con la única planta que tienen trabajando en provincia de Buenos Aires, en la localidad de Rojas, les alcanzaría para satisfacer las necesidades de producción de la empresa.

Para los miembros de la asamblea, la resistencia continúa a pesar del éxito, ya que ahora hay que tratar de mitigar los efectos que está dejando el glifosato en los campos de la Argentina y la cantidad de enfermos de cáncer producto de las fumigaciones.
Si bien los asambleístas se mantienen en guardia, el 4 de diciembre se reunirán para festejar en Malvinas Argentinas con música, baile y comida.

Sin duda, tienen mucho para festejar. Fue una victoria de un David hacia un Goliat, ya que gracias a su perseverancia lograron algo que parecería imposible: desterrar de su localidad a la principal compañía de agronegocios del mundo.

Fuente: www.wormsargentina.com

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