La última
hablante de la lengua resígaro ha sido asesinada en Perú. Su cuerpo sin vida
fue hallado decapitado en su hogar, en la Amazonia peruana.
Rosa Andrade, de 67
años, vivía con el pueblo indígena ocaina al que pertenecía su padre; su madre
provenía del pueblo indígena resígaro.
Las tribus ocaina y
resígaro fueron víctimas de la fiebre del caucho, que comenzó a principios del
siglo XIX. Decenas de miles de indígenas fueron esclavizados por los intentos
de los barones del caucho de extraer este material de la Amazonia. Muchos
indígenas perdieron la vida exhaustos, fueron violentamente asesinados o
murieron por enfermedades como la gripe y el sarampión frente a las que no
tenían inmunidad.