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26 abril 2016

¿Cómo está Chernóbil 30 años después?

Chernobil, Nuclear, Central nuclear, Fukushima,
Puede parecer paradójico pero la mayoría de los diseños de reactores nucleares que existen precisan del suministro de electricidad externo que mantenga en funcionamiento la sala de control y las grandes bombas hidráulicas que hacen circular el agua con la que se extrae el calor que genera el reactor. Y, aunque en funcionamiento normal se utilice la electricidad generada por el propio reactor, cuando este se apaga, es imprescindible el suministro externo.

En Fukushima, el mayor terremoto registrado nunca en Japón (y el cuarto más violento en el mundo desde que se tienen registros con sistemas modernos a partir de 1900) causó la destrucción de las líneas eléctricas de la zona el 11 de marzo de 2011. La central de Fukushima se quedó sin alimentación eléctrica externa y los reactores nucleares se apagaron automáticamente, en cumplimiento del protocolo de seguridad para terremotos.

Apagar un reactor nuclear significa detener la reacción en cadena de fisión nuclear del combustible pero, al contrario que un fuego de gas o carbón, es imposible reducir a cero en poco tiempo la producción de calor en el reactor, ya que los productos de la fisión nuclear generados en el reactor son altamente radiactivos y siguen generando calor días después de su apagado, hasta el 7% del calor del reactor encendido.

10 mayo 2011

El riesgo nuclear en Chernóbil persiste por los problemas en el sarcófago

Chernobil
Se han cumplido 25 años del accidente nuclear de Chernóbil [1]. Un cuarto de siglo después, esta instalación sigue suponiendo un peligro por el riesgo de colapso del deteriorado sarcófago [2] que cubre las ruinas del reactor siniestrado, que todavía contiene en su interior los restos activos del combustible nuclear. La nueva estructura que debe cubrir el actual sarcófago se terminará diez años después de lo previsto inicialmente y va a tener un coste tres veces superior al calculado originalmente. 

Greenpeace considera que el accidente de Fukushima demuestra que no se aprendió la sigue lección de Chernóbil. “En lugar de camuflar la gravedad del accidente de Fukushima, proponiendo alterar los niveles de la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES) para elevar la clasificación de Chernóbil, como propone la Agencia de Energía Nuclear de la OCDE, la industria nuclear debería reconocer la inevitable peligrosidad de esta energía ¿Qué más tiene que pasar?”, ha declarado Carlos Bravo, responsable de la campaña de Energía Nuclear de Greenpeace.


21 abril 2011

La leche radiactiva de Chernóbil

Chernobil
De niña, la verdad es que no me gustaba la leche a pesar de los intentos de mi madre que me ponía azúcar y chocolate. Todavía sigue sin gustarme demasiado. Hoy en día trabajo como responsable de la campaña anti-nuclear en Greenpeace y he viajado a un pueblecito remoto de Ucrania. Nuestro objetivo era analizar la contaminación de la leche en esta zona. Estábamos a cuatro horas de Chernóbil.

Sabíamos que estuvo contaminada, pues esto fue documentado poco después del accidente de Chernóbil. A una no le gusta analizar la leche que produce la gente para subsistir y tener que decirles que están envenenándose a si mismos y a sus hijos. La acumulación de radiación durante años en su cuerpo es la razón por la que muchos niños tienen dolores de cabeza inusuales, sufren pérdidas de conocimiento o padecen  defectos de nacimiento. ¿Cómo puedes contárselo a esta gente cuyo sustento está en juego? Sólo tardamos un día en encontrar muestras de leche con un nivel de radiación entre 5 y 16 veces más alto que el límite máximo para niños permitido en Ucrania. Y 30 veces más alto que los niveles que medimos en Kiev, donde las mercancías se vigilan de cerca y se analizan regularmente. Me pregunto si las madres de allí también insisten a sus hijos para que se beban la leche por las mañanas.